Las Asambleas de Dios en Honduras marcaron distancia de la movilización convocada para “orar por Honduras”, ya que detrás de la supuesta protesta ciudadana se esconden intereses político-partidarios.
En un comunicado oficial, la Conferencia Evangélica de las Asambleas de Dios destacó que su misión es “orar, interceder y predicar el Evangelio”, y que no se prestarán a agendas partidistas.
“No fuimos consultados ni avalamos esta manifestación, que claramente mezcla la fe con intereses políticos”, destaca el pronunciamiento.
La organización, que agrupa a unas 1,600 iglesias en todo el país, advierte que la marcha no es apolítica ni independiente, ya que responde a estructuras vinculadas al Partido Nacional y al Partido Liberal, que buscan atraer votos de cara a futuros procesos electorales.
Entre los líderes religiosos señalados por su participación en la convocatoria figuran Evelio Reyes, Gerardo Irías y Roy Santos, a quienes acusan de haber usado su influencia para legitimar el bipartidismo y limpiar la imagen del narcorégimen de Juan Orlando Hernández.
Durante los gobiernos anteriores, estos pastores han recibido beneficios económicos para sus iglesias, con el fin de respaldar a partidos, políticos y candidatos manchados por casos de corrupción.
El candidato Salvador Nasralla ha ofrecido crear un “Ministerio de la Fe” para otorgar cargos públicos a los organizadores de la movilización, lo que, para las Asambleas de Dios, representa un retroceso peligroso hacia la instrumentalización de la religión con fines electorales.
En los 12 años de oscuridad que vivió Honduras, la fe se convirtió en un negocio y tenía un precio, el cual lo fijaba el bipartidismo.
Usar el nombre de Dios para hacer política es traicionar el Evangelio, que llama a los creyentes a no dejarse manipular por quienes mezclan la fe con la ambición de poder.
