El bipartidismo, en su afán de mantener el control sobre la administración electoral, logró repartirse los comicios de 2025. Tanto las elecciones primarias, dirigidas bajo la rotación de la presidencia del Consejo Nacional Electoral (CNE) con Cossette López del Partido Nacional, como el proceso electoral del 30 de noviembre, bajo la Presidencia de Ana Paola Hall del Partido Liberal.
Sin embargo, el 9 de marzo, el país fue testigo de un desastroso manejo logístico en el transporte de urnas, lo que provocó retrasos de hasta 12 horas en algunos centros de votación. Mientras la mayoría del país (98.6% de las urnas) experimentó un proceso normal, en ciudades clave como San Pedro Sula y Tegucigalpa se registraron graves fallas. Miles de ciudadanos esperaron pacientemente para ejercer su derecho al voto, incluso hasta la madrugada, demostrando un admirable compromiso democrático.
En medio de la crisis, nadie asumió la responsabilidad del caos. La oposición no tardó en culpar a Libre, sugiriendo incluso un boicot por parte de las Fuerzas Armadas, la Secretaría de Defensa e, indirectamente, la misma Presidenta de la República. Esta narrativa pareció tener el objetivo de desacreditar al gobierno, avivando el malestar ciudadano.
¿Quién es responsable de esta falla?
El Ministerio Público sigue investigando lo ocurrido, incluyendo las decisiones tomadas por el pleno de consejeros del CNE y la Consejera Directora Cossette López, quien contrató el servicio de transporte. Se descubrió que el Jefe de Transporte, quien ya fue despedido, no contrató camiones adecuados, sino buses, lo que dificultó el traslado de las urnas y causó los retrasos.
A esto se suma otro obstáculo: las imprentas no lograron cumplir con los plazos de entrega de las papeletas, agravando aún más el proceso.
Para las elecciones de noviembre, la organización estará a cargo del Partido Liberal. La pregunta es: ¿se repetirá la historia? En 2021, cuando la abogada Rixi Moncada presidió el ente electoral, el proceso se desarrolló sin estos problemas, demostrando su capacidad administrativa. Ojalá esta vez, el bipartidismo tradicional, quienes tienen el control no finjan desconocer su responsabilidad y no salgan haciéndose los sorprendidos.
