Partido Liberal

En un giro político que ya no sorprende a nadie, el Partido Liberal de Honduras, a través de su presidente, el empresario y alcalde sampedrano Roberto Contreras, ha lanzado un llamado casi suplicante a Nasry “Tito” Asfura, candidato presidencial del Partido Nacional, para conformar una alianza presidencial de cara a las elecciones del 30 de noviembre. La propuesta, anunciada en una entrevista televisiva, ha sido interpretada por muchos como el último intento de supervivencia de una cúpula partidaria que ha perdido norte, base y credibilidad.

“Yo estoy haciendo un llamado al Partido Nacional, a las cúpulas del Partido Nacional, para que nos unamos en una fórmula presidencial, con un solo candidato”, dijo Contreras, en un tono que bordeó la desesperación. “Si nos unimos, el 30 de noviembre ganamos”, añadió. La frase, lejos de sonar triunfal, dejó al descubierto lo que muchos ya venían señalando: la derecha hondureña, aun unida, no logra construir una propuesta viable ante el avance popular que representa el Partido Libertad y Refundación (Libre), con Rixi Moncada a la cabeza.

Lo que Roberto Contreras llama “alianza”, para el pueblo hondureño representa la consumación de un maridaje histórico: el pacto no escrito entre los dos partidos tradicionales que han cogobernado el país durante más de un siglo. Ese mismo maridaje que sumergió a Honduras en el fango de la corrupción, del narcotráfico institucional, de las privatizaciones impuestas, del endeudamiento eterno y que dejó a más del 75 % de la población en condiciones de pobreza y a más del 60 % en pobreza extrema.

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Salvador Nasralla, el arlequín empolvado del bipartidismo reciclado, es ahora el candidato presidencial del Partido Liberal. Un rol que parece quedarle tan grande como la chaqueta roja que luce en sus eventos. En su discurso repite que tiene “4 millones de votos asegurados”, pero nadie sabe dónde están. Porque en las elecciones internas solo logró cosechar 380 000 votos, el candidato menos votado del proceso liberal. ¿Dónde están los millones que dice tener? ¿En TikTok? ¿En encuestas imaginarias?

Del lado nacionalista, la situación no mejora. Nasry “Tito” Asfura, exalcalde de Tegucigalpa, intenta lavar la imagen de un partido sumido en escándalos, vinculaciones con el narcotráfico y desprestigio internacional. Su legado en la capital quedó marcado por obras sobrevaloradas, contratos opacos y una alcaldía que favoreció a las élites empresariales y a su propia familia con el dinero del pueblo.

El “pollo desplumado”, como se le conoce ya en redes sociales, no solo ha sido foco de burlas por sus actuaciones políticas, sino también por los señalamientos que rodean a sus negocios, incluso algunos que lo vinculan con actividades más oscuras que la fritura.

Mientras la vieja derecha mendiga alianzas, el Partido Libertad y Refundación consolida su liderazgo. Con una figura como Rixi Moncada, firme, incorruptible y con una trayectoria limpia en defensa de la democracia y el pueblo, Libre no solo lidera todas las encuestas independientes, sino que marca la pauta en intención de voto. Y eso tiene a las cúpulas tradicionales temblando.

Ya lo intentaron desde el CNE. Ya intentaron pactar bajo la mesa. Ya movieron fichas para crear condiciones de fraude. Pero nada les ha funcionado. Frente a una ciudadanía organizada, vigilante y en resistencia, ni toda la derecha junta logra competir con una candidata que representa la dignidad popular.

Más que una fórmula electoral, lo que se está intentando construir desde las cúpulas del bipartidismo es un cártel político: la unión de intereses económicos y criminales que han dominado históricamente al país. El cártel liberal y el cártel nacionalista pretenden secuestrar las elecciones, manipular el sistema y garantizar su impunidad por los próximos años.

Pero esta vez no lo lograrán. Porque el pueblo hondureño ya aprendió a decir NO. Porque la memoria no se vende ni se alquila. Porque detrás de Rixi Moncada camina la esperanza de millones, la dignidad de una nación que no se arrodilla más y una refundación que ya inició con la presidenta Xiomara Castro y que continuará en marcha con quien será la próxima presidenta: Rixi Moncada.

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