Tras el intento de incluir el tema de la Ley de Justicia Tributaria en crucial tercer y último debate en el Congreso Nacional, contó como es costumbre con la oposición de diputados antipaís, portavoces de la empresa privada que han recurrido a argumentos falaces y mitos repetidos para atacar esta herramienta vital para la economía hondureña y su urgente saneamiento.
La noche del 8 de mayo reveló una escena bochornosa: diputados que habían abandonado el hemiciclo regresaron apresuradamente, algunos con evidentes muestras de sobresalto e improvisación, para defender los intereses de los poderosos y exonerados. Estos mismos legisladores, que suelen estar ausentes en debates cruciales, aparecieron de pronto como fieles guardianes de la élite de exonerados esos que se benefician de la ausencia de una Ley clara que los obligue a pagar sus impuestos, algunas incluso con hasta 84 años de privilegios fiscales acumulados.
Su estrategia ha sido clara: victimización falsa, argumentos carentes de veracidad y honestidad intelectual, total desconexión con el interés nacional y el bien común.
LEA TAMBIÉN: ¿Bipartidismo al servicio de quién? Diputados del PL y PN se niegan a aprobar la Ley de Justicia Tributaria
La realidad es que la Ley de Justicia Tributaria representa un avance histórico porque: Regula los excesos de los regímenes fiscales especiales, nivela el campo competitivo para las PYMEs, atrae inversión productiva con beneficios fiscales estratégicos, protege a Honduras de convertirse en paraíso fiscal.
El pueblo hondureño ya comprende la verdad: mientras algunos legisladores protegen privilegios caducos, la presidenta Xiomara Castro y sus funcionarios, más diputados patriotas trabajan por una Honduras más justa. Esta es la verdadera batalla entre el viejo sistema de abusos y una nueva visión de país.
La consigna es clara: apoyar esta reforma es apoyar el futuro de Honduras. Los privilegios de unos pocos no pueden seguir pesando más que el bienestar de toda una nación.
