Honduras es testigo de una de las caídas políticas más estrepitosas de los últimos años. El Partido Liberal se desmorona ante la mirada atónita de sus pocos simpatizantes y el silencio cómplice de los grandes medios de comunicación. Lo que parecía una crisis interna, hoy es un colapso total y visible que arrastra a su aliado y peón del poder oligárquico, Salvador Nasralla Salum, el mismo que un día se disfrazó de opositor para luego postrarse al servicio de los corruptos, golpistas y narcotraficantes.
El primer gran golpe se dio con la renuncia de Ana Paola Hall, consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), quien al abandonar el cargo ratificó lo que Marlon Ochoa, Rixi Moncada y el Partido LIBRE venían denunciando, que no se puede sesionar ni decidir con una votación de 2 a 1. El intento de imponer decisiones sin consensos en el órgano electoral era un plan descarado del bipartidismo para preparar el terreno hacia un nuevo fraude. Ana Paola, al renunciar, les quitó la máscara.
Con su salida, se confirma que quienes han defendido la ley, la democracia y la institucionalidad no han estado equivocados. Han estado del lado correcto de la historia.
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Como si no bastara, estalló el escándalo del narcovideo que involucra a Mauricio Villeda, figura del Partido Liberal, en conversaciones comprometedoras que apuntan a una relación directa con estructuras del crimen organizado. Pero el impacto no se detiene ahí. Ese mismo escándalo salpica a Salvador Nasralla, quien ha actuado como defensor oficioso de estos personajes, negando su culpabilidad, justificando sus acciones y sirviendo como escudo mediático para quienes durante décadas han saqueado al país.
Nasralla, que alguna vez prometió luchar contra la corrupción, hoy se ha convertido en el vocero de narcos, corruptos y oligarcas. Su rol ha quedado reducido a un bufón del sistema, un instrumento de quienes quieren detener la refundación de Honduras y devolvernos al pasado oscuro de impunidad y miseria.
A esta cadena de eventos se suma la renuncia de Kenneth Melhado, candidato a vicealcalde del Distrito Central por el Partido Liberal, quien abandonó las filas liberales con dignidad, denunciando el rumbo corrupto de su partido y uniéndose al proyecto de refundación nacional. Como él, decenas de alcaldes, diputados, regidores, candidatos y dirigentes del Partido Liberal están migrando hacia LIBRE, convencidos de que solo allí existe una verdadera opción de cambio para el pueblo.
El Partido Liberal se está vaciando. No tiene proyecto, no tiene liderazgo, no tiene credibilidad. Lo único que le queda es el fraude. El manual golpista de siempre, cuando no ganan con votos, roban con trampas.
La historia se repite, cuando el bipartidismo no puede ganar con votos, recurre al fraude, al miedo, a los pactos con narcos y a las estrategias golpistas. No les importa la voluntad popular, solo les importa llegar al poder para seguir robando.
Y esta vez, los medios de comunicación que tanto hablan de democracia han guardado un silencio sepulcral. No cubren la renuncia de Hall, no investigan el narcovideo de Villeda, no denuncian la desbandada liberal. ¿Por qué? Porque saben que la inminente derrota del bipartidismo es inminente. Callan porque protegen a las 10 familias que han vivido durante años del sufrimiento del pueblo.
El pueblo hondureño está más consciente que nunca. La ambición de Nasralla, el colapso liberal, la desesperación del bipartidismo y los planes de fraude han encendido todas las alertas. Pero también han despertado la dignidad del pueblo.
Hoy más que nunca, la resistencia se organiza, se fortalece y se moviliza. Porque si al bipartidismo solo le queda el fraude, al pueblo solo le queda la lucha.
