ASJ

La Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) ha vuelto a mostrar su verdadero rostro, el de una organización que sirve a los intereses del bipartidismo corrupto, de las élites económicas y de los socios extranjeros que durante décadas saquearon y oprimieron a Honduras. En su más reciente ataque, esta ONG arremetió contra medios alternativos como MiNota y El Búnker, señalándolos de “campañas de odio” simplemente por dar voz al pueblo y denunciar al sistema que hundió al país.

¿Por qué la ASJ ataca la libertad de expresión mientras protege y fabrica las mentiras de los medios corporativos?

La ASJ, que se vende como “defensora de la transparencia”, guarda silencio cómplice ante las campañas sucias que a diario difunden contra la presidenta Xiomara Castro y la candidata presidencial Rixi Moncada. No denuncia las fake news del bipartidismo, ni los ataques misóginos y clasistas de medios controlados por los grupos de poder. Porque no le interesa la verdad, le interesa proteger los privilegios de quienes los financian y a quienes siempre han servido.

La ASJ no es imparcial, nunca lo fue. Nació, creció y se fortaleció bajo la narcodictadura que destruyó el Estado de Derecho y blindó la impunidad de los corruptos. Hoy, disfrazada de “sociedad civil”, busca callar a cualquier voz que respalde el proyecto de refundación y justicia social que lidera el pueblo hondureño.

Mientras la ASJ finge escandalizarse por publicaciones en redes, los medios corporativos gastan cifras obscenas para intoxicar a la nación con mentiras y manipulación todos los días. Esos millones que financian a los grandes canales, radios y periódicos que difunden odio, distorsionan la realidad y trabajan para que las élites mantengan su poder, son ignorados por esta ONG que ahora pretende silenciar al pueblo.

Más grave aún, la ASJ pretende etiquetar como “odio” a los espacios donde la ciudadanía denuncia abusos, desenmascara corruptos y confronta al poder económico. Quieren amordazarnos para que sólo se escuche la voz de los ricos, de los corruptos y de sus patrones extranjeros.

La verdadera amenaza a la democracia no son las plataformas del pueblo ni la participación ciudadana, es la manipulación descarada de las élites, la censura disfrazada de “defensa de la democracia” y el intento de criminalizar la resistencia popular.

El pueblo hondureño no se callará. Ni ASJ, ni sus aliados del bipartidismo, ni sus financistas podrán silenciar a una nación que decidió no arrodillarse más. Honduras no olvida a los cómplices de la narcodictadura, no perdona a quienes traicionaron al país y defenderá con firmeza a quienes representan la transformación, como Rixi Moncada.

Porque la libertad de expresión no es un privilegio de las élites ni un negocio para ONGs oportunistas, es un derecho humano del pueblo, y el pueblo lo ejercerá con dignidad, con fuerza y sin miedo.

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